El Gas Natural Licuado no es una opción para abordar la crisis energética y climática

El Gas Natural Licuado no es una opción para abordar la crisis energética y climática
El Gas Natural Licuado no es una opción para abordar la crisis energética y climática
  • Amigos de la Tierra y Ecologistas en Acción presentan el informe ‘GNL: al caos climático por la vía líquida’. En el estudio se exponen 10 razones por las que este combustible fósil no es una opción.
  • El velero Diosa Maat navega hasta la regasificadora de Sagunto, una planta que ha incrementado casi un 50 % sus importaciones de GNL desde el inicio de la guerra en Ucrania.

El Gas Natural Licuado (GNL), la versión líquida del gas fósil es en gran parte el causante del incremento del coste del gas desde el otoño de 2021. Este combustible fósil, transportable por mar y tierra para aquellos trayectos para los que no existen gasoductos, está en el punto de mira sobre todo tras la invasión de Ucrania por parte de las tropas rusas. Europa se está planteando cómo acabar con la dependencia europea de los combustibles fósiles de Rusia. Una de las apuestas es incrementar las importaciones de GNL en lugar de enfocarse de forma decidida en la reducción del consumo de gas, la eficiencia energética y las energías renovables.

El informe ‘GNL: al caos climático por la vía líquida’, de Food and Water Watch y Amigos de la Tierra Europa, se ha traducido y adaptado al contexto estatal por Amigos de la Tierra y Ecologistas en Acción. Pretende dar la voz de alarma sobre el despliegue de este gas en Europa como un intento de abordar el asunto de la seguridad energética. En él se exponen diez argumentos clave que ponen de manifiesto la gran cantidad de problemas que conlleva el GNL.

En el Estado español las importaciones de GNL han supuesto un 77 % del total en mayo de 2022, mientras que en ese mismo mes del 2021 suponían menos del 50 %. Queda también de manifiesto que las empresas energéticas que operan en España siguen importando GNL de procedencia rusa, pero el principal proveedor es EE UU. El GNL de procedencia estadounidense es en su mayor parte producido mediante fractura hidráulica o fracking. Esta técnica está prohibida en muchos países, entre ellos el Estado español, por sus grandes impactos tanto ambientales como sociales en las comunidades cercanas a las instalaciones.

“Apostar por soluciones basadas en combustibles fósiles y que promuevan además prácticas como el fracking atenta contra la justicia climática en general y los derechos humanos de las personas en particular”, ha declarado Cristina Alonso, responsable del área de Justicia Climática de Amigos de la Tierra. “Los responsables políticos siguen haciendo caso omiso a su responsabilidad histórica en la crisis climática, en lugar de eso, anteponen los beneficios financieros de grandes empresas”

Por su parte, Marina Gros, responsable de la campaña ‘La verdad del gas’ de Ecologistas en Acción, ha manifestado: “Es alarmante que las importaciones de GNL no hagan más que aumentar en lugar de activarse políticas de emergencia para fomentar la reducción del consumo y sacar de la dependencia al gas a la población más vulnerable”. Gros ha concluido: “El GNL es un combustible fósil caro y peligroso, que además alimenta las desigualdades Norte-Sur, afecta a la salud de las personas e impacta en el clima”.

Para acompañar la publicación del informe, el velero Diosa Maat zarpa desde Valencia en su campaña estival ‘Marea contra el gas’, que pretende visibilizar la sobredimensión de las infraestructuras gasísticas en el Estado español y la necesidad de reducir rápidamente la dependencia del gas natural en el territorio.

Esta mañana, la tripulación ha puesto rumbo a la regasificadora de Sagunto, una de las seis plantas de regasificación activas en España. Propiedad de la empresa Saggas, desde el comienzo de la guerra ha recibido un 50 % más de descargas que en el mismo periodo de 2021. El velero Diosa Maat visitará también la central térmica de ciclo de Naturgy con 1.200 MW de potencia. Una muestra de las sobredimensionadas infraestructuras gasistas del Estado español, fruto del legado de la burbuja especulativa de la primera década de los 2000.

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