Terapia cognitiva conductual es un tipo frecuente de terapia psicoterapia. Es estructurada: las sesiones son limitadas y responden a una estructura previa, no se dejan a la imaginación. La terapia cognitiva conductual intenta que la persona que va a terapia tome conciencia de cuáles son sus creencias limitantes o de cómo la forma en la que piensa le conduce a sentir de determinada manera. Muchas veces nos enroscamos en guiones de vida que nada tienen que ver con la realidad, pero los creemos como si fueran reales.
La TCC puede ser una herramienta muy útil. Pero casi nadie la aplica de forma exclusiva, sino que se suele aplicar en combinación con otras terapias, para tratar los trastornos de salud mental: depresión, el trastorno de estrés postraumático (TEPT). No funciona con pacientes psicóticos, esquizofrénicos, paranoicos o que hayan de alguna manera perdido por completo el contacto con la realidad. Sin embargo, no todas las personas que se benefician de la terapia cognitiva conductual padecen una enfermedad mental. La TCC puede ser una herramienta eficaz para ayudar a cualquier persona a aprender cómo manejar mejores situaciones estresantes, duelos, rupturas o consecuencias de un trauma.