Los futboleros primero

¿Esta fiesta quién la paga?

Los clubes deberían empezar a tomar responsabilidad sobre sus aficiones, que se tornan en turbas salvajes que acaban haciendo mucho daño. Y la policía y las autoridades deberían dejar de compadrear y permitirles toda clase de excesos

Una mujer se enfrenta a serios problemas judiciales. Un hombre está seriamente fastidiado en el hospital. Y todo porque alguien no hizo nada bien su trabajo.

Les hablo del atropello múltiple que se produjo justo antes del partido que enfrentaba al Español y al Barça. Es un episodio en el que podemos comprobar que, cuando está todo mal, todo suele acabar peor.

La cosa se desarrolló de la siguiente manera.  Una mujer volvía casa de trabajar como cualquier día, y se disponía a llegar a su casa. Para llegar se mete por una calle que no estaba cerrada al tráfico y de repente se ve rodeada de cientos de futboleros enardecidos, supongo que también con apreciables dosis de alcohol y drogas muchos de ellos, que se le arremolina alrededor del coche y la empiezan a increpar.

La cosa va a peor y le rompen la luna trasera del coche, intentan abrirle las puertas y acaban rompiendo la ventana trasera. Ya sé que han visto las imágenes, pero lo narro para intentar transmitirles el miedo que pudo llegar a pasar esa mujer.

Lo más impactante de todo es que la policía estaba allí mirando el espectáculo a escasos metros de lo que ya se podía ver que se iba a tornar desastre. Al final, ya saben, presa del pánico, la mujer acelera y se lleva a unos cuantos futboleros por delante. De manera milagrosa, en menos de diez segundos, entonces sí, aparece la policía.

Las preguntas que se ciernen sobre mi cabecita son varias. Por ejemplo, si en lugar de un partido de fútbol hubiera sido una manifestación por cualquier otra cosa, ¿habría dejado la policía que los manifestantes destrozaran el coche de una de las vecinas del barrio que quería pasar o más bien hubieran sacado la porra en menos que canta un gallo?

O, ¿qué creía la policía que hubiera pasado si la chica no hubiera salido huyendo y los graciosos hinchas del deporte rey la hubieran conseguido sacar del coche? ¿Qué esperaban? ¿Un linchamiento, una violación en grupo, un feminicidio? Porque ya sabemos lo gentil que es el mundo futbolero con las mujeres, futbolistas, directivos y afición. No se salva ni uno.

A ninguna otra turba humana la policía les hubiera dejado agredir impunemente a nadie durante un buen rato, excepto a los futboleros. A grupillos de este colectivo se les permite destrozar el centro de las ciudades, causar destrozos, incluso acabar matando a algún hincha del equipo rival si la situación se tercia y la policía les deja hacer, como tristemente ya ha pasado en alguna ocasión.

Lo peor es que, una vez acaecido el espeluznante suceso, ni siquiera se contempló la posibilidad de suspender el partido, aun cuando había varios aficionados en el hospital, algunos de ellos muy graves, y una mujer detenida. Así la catadura moral de futboleo.

Los clubes deberían empezar a tomar responsabilidad sobre sus aficiones, que se tornan en turbas salvajes que acaban haciendo mucho daño. Y la policía y las autoridades deberían dejar de compadrear y permitirles toda clase de excesos a estos grupos de energúmenos que están claramente por civilizar.

Y si alguien tiene pelotas, que diga si no hubiera acelerado también.

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