La Noche de los Muertos es una celebración que irradia color y vida, uniendo a las familias en un ritual donde el amor trasciende el tiempo. Esta festividad no solo honra a los difuntos, sino que reafirma la identidad cultural mexicana.
El origen de la Noche de los Muertos se remonta a las civilizaciones prehispánicas, como los aztecas y mayas, quienes celebraban la muerte como parte del ciclo natural de la vida. Estas tradiciones se fusionaron con el calendario católico tras la llegada de los españoles.
Las influencias indígenas se entrelazaron con las tradiciones españolas, creando un sincretismo único. Mientras los pueblos originarios celebraban la muerte de forma festiva, los españoles introdujeron elementos católicos, como el Día de Todos los Santos, generando una rica amalgama cultural.
La celebración mexicana se caracteriza por altares coloridos, calaveras de azúcar y el icónico pan de muerto. Familias enteras se reúnen en cementerios para recordar a sus seres queridos, decorando tumbas con flores y ofrendas que simbolizan amor y memoria