Por un consumo de carne consciente, responsable y sostenible
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Ecologistas en Acción valora positivamente el debate público sobre la producción y consumo de la ganadería industrial en el contexto actual de profunda crisis medioambiental.
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La organización ecologista ofrece datos y propuestas, desde una mirada rigurosa y científica, sobre los productos de la ganadería industrial, su calidad y sanidad, las alternativas y el consumo asumible de carne.
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Consumir es un acto político que se realiza todos los días; no se puede cargar toda la responsabilidad de los cambios sobre el consumo en lugar de la producción.
Si alguien dudaba de que consumir es un acto político, la polémica provocada estas últimas semanas a propósito de las afirmaciones del ministro de Consumo sobre la ganadería industrial lo vuelve a confirmar. Ecologistas en Acción considera que el debate provocado ha sido muy positivo para que la ciudadanía hable y se informe sobre un tema tan importante para un futuro sostenible como la producción y el consumo de carne.
En este contexto, la organización ecologista quiere contribuir a este debate social con la publicación de los siguientes datos y propuestas con respecto al consumo de carne:
- Sobre la seguridad alimentaria de la carne industrial
– En principio, no puede haber restos de hormonas y antibióticos en las carnes que llegan al mercado ya que están estrictamente prohibidos. Sin embargo, con frecuencia se utilizan antibióticos de forma sistemática o preventiva. El hacinamiento en condiciones antinaturales y muy estresantes para los animales obliga al uso de antibióticos para mantenerlos sanos en estas condiciones.
– La ganadería industrial es la principal consumidora de antibióticos en el mundo. En España, tres cuartas partes de todos los antibióticos del país se destinan a animales de ganadería.
– Estudios recientes han confirmado la presencia en aguas de áreas con ganadería industrial de residuos de antibióticos y superbacterias resistentes a los mismos. Este es uno de los mayores peligros para la salud humana.
- Sobre la calidad de la carne industrial
– Para hablar de calidad basta con recordar las distintas calidades del jamón serrano, tanto en términos nutritivos como organolépticos (sabor, olor, textura). Esto depende en buena parte de lo que coma ese animal y de las condiciones en las que viva.
– Apostar por alternativas de calidad, como la ganadería extensiva, debe ir de la mano de la reducción del consumo de carne. No se trata solo de sustituir una carne por otra, sino cuestionar además las cantidades de proteína animal que se consumen.
- Sobre el consumo de carne y la salud
– El consumo de carne roja y procesada está asociado a una serie de enfermedades relacionadas con el cáncer colorrectal, la obesidad, la salud mental, diabetes tipo II, enfermedades cardiovasculares, enfermedades del intestino (diverticulitis), enfermedades crónicas del hígado o la muerte prematura. Estudios como los de la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo certifican.
– La FAO aconseja consumir como máximo 300 gramos de carne (si es roja, 200; otras, hasta 500) a la semana por persona.
– La Agencia Española Seguridad Alimentaria y Nutrición propone un consumo máximo de 2-4 raciones (100-125 gramos) por semana de carne, preferiblemente de pollo o conejo y no más de 2 raciones a la semana de carne roja.
– El informe del consumo alimentario en España 2020 del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación recoge un consumo al año per cápita superior a los 50 kg, que según otras fuentes sube hasta los 100 kg.
– En conjunto, el consumo de carne en España resulta de dos a cuatro veces superior a las recomendaciones sanitarias y ecológicas.
- Lo que se puede y debe hacer desde el consumo consciente
– Asumir una actitud ciudadana de consumo consciente, responsable o sostenible.
– Dejar de cargar el grueso de la culpa sobre consumidoras y consumidores. El consumo no es el que determina la producción, sino que suele ser al contrario: son las decisiones en la estructura productiva las que establecen las pautas de consumo mediante la publicidad y el escamoteo de las alternativas.
– Estamos en un mundo globalizado, donde las dietas saludables son inasequibles para más de 3.000 millones de personas, y donde cerca de un tercio de la mortalidad es debida a algún tipo de malnutrición. Una dieta con protagonismo de la carne reduce las posibilidades de una alimentación saludable, sostenible y universal.
– Veganismo, vegetarianismo y flexitarianismo son tres opciones éticas, saludables y sostenibles, enmarcadas en lo posible en la agroecología. En sentido amplio, los flexitarianos serían quienes no sobrepasan las 2-3 raciones de 125 gramos ni los 400-450 gramos totales por semana. La dieta mediterránea de toda la vida sería una concreción de la flexitariana.
– Datos esperanzadores: según el informe ‘The Green Revolution’, a día de hoy el 7,9 % de la población española se considera flexitariana, el 1,5 % vegetariana y el 0,5 % vegana. Son cifras que siguen creciendo.
- Lo que Ecologistas en Acción, en línea con la declaración de la plataforma Stop Ganadería Industrial, exige al Gobierno y legisladores
– Declaración urgente de una moratoria a la ampliación o aprobación de nuevas explotaciones de ganadería intensiva.
– Políticas concretas encaminadas a la paulatina desaparición de la ganadería industrial.
– Políticas de apoyo decidido a la ganadería extensiva, la única alternativa realmente sostenible.
– Fin de todos los subsidios y ventajas fiscales de la ganadería industrial.
– Incremento notable del control e inspección de las explotaciones industriales.
– Normativas de bienestar animal menos tolerantes y más exigentes, y la obligación de su cumplimiento.
– Etiquetado de la carne de ganadería extensiva con un sello específico propio.
– Regulación exigente de la publicidad de toda la industria alimentaria, especialmente la dirigida a infancia y adolescencia.
– Políticas que fomenten en restaurantes y comedores públicos una alimentación donde predominen los productos de origen vegetal, ecológicos y locales.