Se multiplican las voces a favor de una “pausa precautoria” a la minería submarina
Alemania, Costa Rica y Panamá se han sumado al llamamiento español durante la reunión de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos que empezó este lunes.
Esta semana se ha inaugurado en Kingston, Jamaica, la reunión del Consejo de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA), organismo intergubernamental responsable por la regulación de los fondos marinos en aguas internacionales. La reunión internacional se produce en un momento crítico, en el que varios Estados pretenden forzar que se autorice el inicio de la explotación en 2023.
En la sesión inaugural, varios Estados de han sumado al llamamiento realizado por España en agosto pasado para establecer una “pausa precautoria” que ponga freno al avance de la minería submarina y la destrucción que esta causaría, tal como viene demandando Ecologistas en Acción y otras organizaciones ambientales, que ha estado representada en Jamaica por la Coalición para la Conservación de los Fondos Marinos (DSCC).
Alemania, Costa Rica y Panamá hicieron también en sus declaraciones inaugurales mención a la necesidad de una pausa precautoria, mientras que Nueva Zelanda se mostró partidaria de una moratoria. Se alarga así el número de países que se han pronunciado en este sentido, que incluye también a Chile, Ecuador, Fiyi, Palao y Samoa.
El Embajador de España y representante ante la Alta Autoridad para los Fondos Marinos, Diego Bermejo Romero de Terreros, recordó en su intervención que “el principio de precaución nos obliga a anticiparnos a los impactos negativos sobre el medio marino y sus consecuencias, como la pérdida de biodiversidad”, de modo que una pausa precautoria es necesaria “hasta que seamos capaces de garantizar una protección eficaz del medio marino”.
En 2023 España pasará a formar parte del Consejo de la Alta Autoridad de los Fondos Marinos, asumiendo una gran responsabilidad en un momento crucial en el que se adoptarán decisiones sin precedentes en términos de gravedad y potenciales impactos a escala planetaria.
Ecologistas en Acción viene advirtiendo desde hace años que la minería submarina tendría devastadoras consecuencias para los ecosistemas marinos y la capacidad de captura de carbono que tienen los océanos, demandando al Gobierno que predique con el ejemplo y se adopte una prohibición de la minería en aguas bajo jurisdicción nacional.
El inicio de la minería submarina, alertan desde la organización ecologista, tendría consecuencias devastadoras para los ecosistemas marinos, la capacidad de captura de carbono de los océanos y la biodiversidad de toda la columna de agua, incluidas las poblaciones de peces que forman parte de la alimentación humana. Por eso consideran que una moratoria o pausa precautoria puede impedir el avance de una explotación submarina que no tendría en cuenta la magnitud de los impactos y las propias carencias de la Autoridad Internacional como organismo responsable de regular esta actividad y, al mismo tiempo, proteger los fondos marinos.
En septiembre de 2021 España fue uno de los gobiernos que apoyó la resolución de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza por una moratoria internacional, comprometiéndose a avanzar hacia su establecimiento. Esto es algo que vienen pidiendo organizaciones ecologistas, la comunidad científica, el sector pesquero y también los parlamentos de Galicia y Canarias mediante resoluciones instando al Gobierno a dar ese paso.
Numerosos organismos y entidades han alertado sobre los impactos conocidos o probables de la minería submarina, al igual que la comunidad científica y algunas de las mayores empresas del sector de la tecnología y la automoción, que han suscrito una llamada conjunta para una moratoria sobre la minería de aguas profundas comprometiéndose a no obtener ningún recurso minero del lecho marino. El Banco Europeo de Inversiones ha clasificado la minería submarina como actividad excluida al considerarla como “inaceptable en términos ambientales y climáticos” y diversos estudios, incluyendo un informe del parlamento británico de 2019, han concluido que la minería submarina no es necesaria para obtener los materiales necesarios asociados a la transición energética.