Don't fail us Sánchez, Iglesias, Errejón, Rufián by José Luis Úriz

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La noche del 14 de Marzo 2004 después de ganar de manera imprevista las elecciones generales, José Luis Rodríguez Zapatero pronunció una frase que ya forma parte de la historia de nuestro país. “No os fallaré” sonó contundente y la realidad es que no lo hizo. Ahora conviene recordarla 15 años después.

Después del 10-N la opción que lamentablemente adquiría mayor peso era la favorita de los poderes fácticos, desde los grandes bancos, al IBEX 35, la gran patronal y Bruselas; que PSOE y PP se pongan de acuerdo de alguna manera,  incluso con una “Grosse koalition” al estilo alemán.

Supongo que los estrategas de Moncloa fueron conscientes de que en el caso de que se optara por esa solución, lo normal es que el PP  no quisiera abrasarse dentro del gobierno (así lo anunció esa noche), especialmente con la que se nos viene encima, conflicto catalán, sentencia de los EREs, Brexit y sobre todo la crisis económica.

Preferiría un apoyo externo tibio dándole los votos en la investidura pero sin implicarse en el gobierno, dejando al PSOE cocerse en el caldo de todos esos conflictos y que la legislatura sea corta, menos de un año, y en las siguientes elecciones arrasar con un electorado socialista indignado debido a esa traición.

En ese instante surgió el temor a la reacción de las bases socialistas y probablemente esa fue la razón por la que se evitó intentar ese pacto anti natura. Resultaba clarificador que esa militancia que se agolpó la noche electoral a las puertas de Ferraz 70, ya no gritara “con Rivera no” sino “con Iglesias sí” o “con Podemos sí”, mandando un mensaje nítido a Sánchez y de rebote a Iglesias.

Su reacción resultó extemporánea. “Os veo muy participativos” les gritó visiblemente molesto, pero parece que captó el mensaje y fue consciente del peligro si esta vez no seguía esa senda.

Conclusión: la izquierda al propiciar con su desencuentro esta nueva cita electoral se situaba en la encrucijada de dirigirse hacia el paraíso, si Sánchez escuchaba ese mensaje y busca un gobierno de izquierdas con UP y Más País más el apoyo externo de PNV y ERC, o el abismo de hacer lo que le pedían los poderes fácticos.

Supongo que la noche electoral fue muy larga en Moncloa y Galapagar, conscientes de que o espabilan de manera definitiva o se condenaban y con ellos a diez millones de progresistas, a un tránsito cruel por el desierto de duración imprevisible.

Con el peligro, ahora más evidente que nunca, de que si seguían cometiendo errores la derecha extrema y la extrema derecha podrían gobernar juntas en un futuro inmediato y ya podemos intuir mirando a Andalucía y Madrid lo que puede suponer eso.

Esa larga noche les llegó el mensaje. Necesitábamos la unidad de la izquierda (incluyo aquí a ERC) con el apoyo del PNV. Necesitábamos políticas progresistas frente a la crisis, resolver las tensiones centro-periferia y frenar a la extrema derecha. Necesitábamos esperanza frente a la desolación de otras hipótesis.

A la mañana siguiente ambos despertaron, si es que llegaron a dormir algo, con la firme decisión de que lo que no fue posible antes debía serlo ahora. Así en apenas unas horas el acuerdo vio la luz para sorpresa de propios y extraños.

La foto del abrazo entre ambos líderes se transformó en viral y recordaba a otra que fue referente de la lucha antí franquista, la del famoso cuadro de Genovés.

Con una diferencia sustancial, que en éste el abrazo es coral, colectivo y es lo que falta ahora, que las bases socialistas y podemitas, que se han estado degollando durante meses, ahora sigan el ejemplo de sus líderes y se abracen para caminar juntas por el complejo camino que se abre.

Pedro y Pablo, PSOE y Podemos, la izquierda en su conjunto y añado aquí a Más País, ERC, o BNG, incluso Bildu, tienen un reto histórico, gobernar juntos. Suman 172, que si añadimos a PNV supondrían mayoría absoluta para permitir cumplir los 4 años de legislatura con firmas de Presupuestos incluidas.

Vienen tiempos difíciles, a la amenaza de la extrema derecha se le suma la crisis económica que asoma su faz, más el reto de configurar una estructura del Estado que no genere tensiones entre el centro y la periferia, por eso hay que hacer un esfuerzo de imaginación, audacia y especialmente generosidad para desde lo que nos une intentar resolver lo que nos separa. Tenemos tiempo para que en 2023 a este país no lo conozca ni la madre que le parió, para bien claro.

El título de esta reflexión rememora el compromiso de Zapatero en 2004 y hoy hay que pedírselo a Sánchez e Iglesias, pero también a Errejón, Rufián y Otegi, incluso a Urkullu. No nos falléis, esta vez no, porque sería la tercera , probablemente la última y llegará la noche para todas y todos.

We will see……….

Signed: José Luis Úriz Iglesias (Former parliamentarian and councilor of the PSN-PSOE)

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