Reflexionar en la proximidad del 8 de Marzo, “Día internacional de la mujer” da para mucho, comenzando por observar con atención lo que ocurre a nuestro alrededor.
Cuando hace unos años se abrió un debate con cierto temor sobre las profecías de los Mayas, todos interpretaban que predecían para el 21 de Diciembre de 2012 el final del mundo.
Pero los estudiosos más cualificados de ese peculiar pueblo del este de Méjico, que desapareció de manera extraña sin dejar rastro, llegaron a la conclusión de que lo que realmente predecían era un cambio de era.
Que esa fecha que parecía fatídica marcaba la separación entre dos etapas diferentes, el final de una y el nacimiento de otra y que esa nueva, una especie de segundo Renacimiento, iba a estar liderada por la mujer. Que se entraba en la etapa de la mujer después de siglos de dominio de un hombre en peligro de extinción, no física pero si ideológicamente.
Al leer esta nueva interpretación muchos escépticos, casi todos hombre lógicamente, sonrieron de manera prepotente. ¿La era de la mujer?, vamos ya!
Pero mirando el panorama actual, especialmente en la política, todo indica que era la interpretación correcta. Mucho de lo que ocurre en los últimos tiempos tiene nombre de mujer, en lo positivo y también en lo negativo y el hombre sólo aparece como comparsa o mero palmero.
A la irrupción fulgurante hace unos años de las nuevas figuras, Ada Colau en Barcelona, o Mónica Oltra en Valencia, Carmen Calvo en el PSOE, o Irene Montero en Podemos, se han ido añadiendo otras en los diferentes espacios de la política.
Así ahora hablamos de Rocío Monasterio en VOX, Maria Jesús Montero y Nadia Calviño en el PSOE, Inés Arrimadas en Cs, Cayetana Álvarez de Toledo en PP, o Ione Belarra en Podemos.
Si a ese ramillete añadimos la nueva Fiscal General del Estado, Dolores Delgado, las Presidentas de Navarra, Baleares y La Rioja, María Chivite, Francina Armengol y Concha Andreu el plantel resulta extraordinario.
Mujeres que, independientemente de su ideología, si gusta más o menos al lector, se están ganándose el respeto y la admiración por su buen trabajo.
Aunque los líderes de los principales partidos son de manera unánime hombres, aunque los dirigentes importantes del mundo también lo sean, da la sensación de que les quedan los días contados ante el empuje imparable de la mujer.
Igualmente fuera de la política la mujer se engrandece, en las finanzas con Patricia Botín flamante Presidenta del Banco Santander, o Marta Ortega en los negocios como heredera del imperio Zara, o en los medios de comunicación.
Periodistas, cineastas, actrices, directoras de cine, escritoras….
En la música, en el teatro, en el cine, en las actividades culturales donde avergüenza ver que el 90 % de participantes son mujeres, mientras los hombres llenan los bares o permanecen absortos ante un partido de fútbol en TV.
Pero no solo donde está el foco mediático se fortalece de manera abrumadora la figura de la mujer, también en los movimientos sociales, sindicales, en el deporte (sólo hay que ver los últimos éxitos individuales o colectivos y hasta los deportes antes propios del macho como fútbol o rugbi se pueblan de nombres femeninos)
Mención aparte merece su presencia cada día más potente en la sociedad civil, en la que ha sido quien ha sustentado muchas familias, evitando que se hundan como efecto de la cruel crisis que padecimos hace apenas unos años. Todo ello haciéndolo compatible con su actividad profesional.
Mujeres valientes que luchan en la vida con dignidad, con una fuerza imparable en un momento de desmoronamiento de la figura masculina que ha perdido su ubicación, que no está teniendo capacidad de adaptación a sus nuevos roles como consecuencia de la lucha por la igualdad entre géneros.
Probablemente esa desubicación masculina, ese darse cuenta de que ha ido perdiendo su posición dominante, sea lo que esté en el origen del incremento insoportable de casos de violencia, agresiones sexuales y asesinatos contra esas mujeres empoderadas.
Al macho ya sólo le queda para intentar parar lo que se le viene encima el uso cobarde de la violencia.
Efectivamente como decían los Mayas comenzamos de manera imparable una nueva era, la de la mujer, un renacimiento después de otra Edad Media dominada por ese macho. Se abre así una nueva manera de vivir, de soñar, de sentir que todo indica será muy positiva para la humanidad.
Habrá que vivirla con esperanza e ilusión que el mundo de la política se llene de nombres de mujeres poderosas….y el resto también, porque seguro que nos irá mejor.
Por: José Luis Úriz Iglesias (Ex parlamentario y concejal del PSN-PSOE)