La UE debe adoptar una legislación climática y energética más valiente.
- La Unión Europea lleva meses negociando la reforma de los paquetes legislativos climáticos para ajustarlos al objetivo de reducción de emisiones del 55% acordado en julio de 2021.
- El 7 de junio se votan en el plenario del Parlamento Europeo los informes de algunos de los más importantes mecanismos en la lucha climática europea.
Para Ecologistas en Acción, y para otras muchas organizaciones europeas, el objetivo europeo sigue aún lejos del compromiso de hacer todo lo posible para evitar un incremento de la temperatura global de 1,5 ºC. Por ello, la organización ecologista hace un llamamiento a los miembros del Parlamento Europeo para que aumenten la ambición general del paquete y garanticen que las políticas de la UE sean adecuadas, justas y reduzcan las emisiones totales en al menos un 65 % para 2030. La propuesta de la Comisión para 2030 solo suma una reducción del 52,8 % de emisiones reales (–55 % de emisiones netas).
Unos compromisos de reducción de emisiones que deben ser vinculantes para todos los estados, un objetivo cuyo cumplimiento debe ser exigible y verificable mediante un robusto Reglamento de Esfuerzos Compartidos (ESR por sus siglas en inglés). Aunque la propuesta de la Comisión Europea aumenta de un 30 a un 40 % la reducción respecto a los niveles de 2005 sigue resultando insuficiente ya que, atendiendo a una contribución justa, esta reducción debería ser de al menos un 50 % en 2030. La actual propuesta de este reglamento podría permitir a los Estados miembros aligerar sus objetivos nacionales mediante la presentación de presupuesto de emisiones demasiado generoso o utilizar los vacíos legales de la propuesta pudiendo reducir hasta en siete puntos porcentuales el objetivo del reglamento.
Este mecanismo cubre solo una parte de las emisiones totales, las consideradas difusas, que suponen del entorno del 60 % de las emisiones contabilizadas. El resto corresponden a diversos sectores energéticos e industriales que están cubiertos por el Sistema de Comercio de Emisiones (o ETS por sus siglas en inglés). Para estos sectores, la Comisión propone un escaso aumento de reducciones del 43 % al 61 % en comparación con 2005. Un objetivo muy alejado de la reducción de al menos el 70 % que debería alcanzarse para intentar limitar el incremento de la temperatura en 1,5 ºC. Una reducción que debería darse mediante un mayor tope de emisiones que el propuesto por la Comisión, y un aumento del Factor de Reducción Lineal (LRF) que debe de reducir aún más las nuevas retiradas anuales de derechos de emisión.
Cabe recordar cómo la aplicación del sistema ETS ya ha mostrado numerosos problemas en su aplicación desde 2005. Tal y como se recoge en numerosos informes como el informe ‘A New Hope: recommendations for the EU Emissions Trading System review’ de Carbon Market Watch, las reducciones en estos sectores se deben casi en exclusiva a la penetración de las energías renovables en el sistema eléctrico, mientras se sigue observando una tendencia al incremento de las emisiones del resto de sectores. Un mecanismo que ha favorecido a las grandes empresas que, como Ecologistas en Acción ha denunciado en numerosas ocasiones, reciben beneficios adicionales al recurrir a estos sistemas de mercado.
Para Javier Andaluz, responsable de clima y energía de Ecologistas en Acción, “la Unión Europea sigue insistiendo en utilizar estas erróneas medidas de mercado lo que, parece, oculta la incapacidad de actuación a través de las medidas legislativas y un compromiso político insuficiente”. Y añade: “Sin elaborar una planificación coherente y dejando a la voluntad de los mercados la lucha climática, no solo seremos incapaces de reducir nuestras emisiones sino que seguiremos incrementando la precarización y la vulnerabilidad social”.
Junto a la reforma de estos dos importantes paquetes, la Comisión Europea propuso un nuevo sistema de comercio de derechos de emisiones a partir de 2025 que incluyese los sectores de transporte por carretera y residenciales, con un objetivo de reducción del 43 % para 2030 en relación con 2005.
Ecologistas en Acción considera esto un tremendo error. No solo por los problemas de someter a la lógica de mercado la descarbonización de estos sectores, sino porque además tendría efectos perversos en el incremento del precio de algunos servicios esenciales a las personas más vulnerables. Así, una mala política sobre el precio de determinados productos sería afrontada por igual por “ricos y pobres”, siendo estos últimos quienes recibirán un mayor impacto.
La organización vuelve a mostrar su rechazo al instrumento ETS2. Para la organización si esta propuesta es finalmente aprobada sería imprescindible reforzar los mecanismos de redistribución como el Fondo Social para el Clima (Social Climate Fund o SCF). Todos los ingresos generados por el nuevo ETS deben utilizarse para la acción climática y la transición justa. El fondo debe enfocarse de forma efectiva en el apoyo a los hogares de bajos ingresos y las comunidades más vulnerables y debe comenzar varios años antes de que entre en vigor el nuevo mercado de carbono.
La salida a la crisis climática, así como la lucha por la paz, requiere de apuestas más decididas. Seguir financiando infraestructuras fósiles, como las propuestas por la Comisión Europea dentro de su plan ‘RePower EU’, o seguir confiando en la misma lógica y en las mismas empresas que nos han traído a la situación actual harán que perdamos la oportunidad de evitar un calentamiento global por encima de 1,5 ºC. Así lo ha confirmado el último informe del IPCC y el informe sobre el estado del clima global de la Organización Meteorológica Mundial, que subrayan que es esencial una acción audaz y sin precedentes en esta década. La UE debería hacer esto mediante la adopción de un conjunto de legislación climática y energética mucho más valiente.
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